Según el MMAyA los escenarios de disponibilidad de agua en Bolivia para 2017 indican que éste año la crisis por la provisión de agua puede comenzar en agosto en vez de noviembre, es decir, 3 meses antes. Se trata del peor escenario de la sequía que Bolivia afrontará en 2017. Todo ello ha conducido al desarrollo de un «Plan de Acción de Emergencia en Áreas Urbanas con Déficit Hídrico»
Los pronósticos sugieren que 2017 puede ser el peor año de los últimos 8 en cuanto a volumen de precipitaciones, o lo que es lo mismo, el período más seco en una década, afectando de manera notable a las represas de La Paz situadas en las zonas de Hampaturi, Incachaca, Milluni, Tuni y Achachicala. En los peores escenarios, el embalse del Tuni podría estar en un 60 % de su capacidad, el de Milluni en un 40 % y el de Incachaca en un 40 %, con lo que «la crisis empezaría en agosto del 2017», según el documento citado. Por su parte, también hay alertas de sequía para las ciudades de Sucre, Cochabamba y Potosí donde, no obstante, ya se cuenta con una limitada disponibilidad de agua.
Según estimaciones del gobierno todavía es necesario invertir alrededor de 230 millones de dólares para financiar la construcción de canales, presas, pozos, aducciones y realizar trasvases en La Paz, Sucre, Cochabamba y Potosí.
En Bolivia la disponibilidad de agua es fundamental, porque se encuentra vinculado con aspectos como la pobreza, la vulnerabilidad y la salud, la educación, el capital humano y el sector agrícola, que en el caso de Bolivia constituye el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) y emplea a casi el 30% de la población. También es importante la gestión del agua para el cambio climático y para la resiliencia de las familias, especialmente en un periodo en el que los fenómenos extremos están aumentando en el mundo entero, como la sequía y las inundaciones en Bolivia. La escasez del recurso, exacerbada por el cambio climático, podría causar la reducción de hasta el 6% del PIB en algunas regiones, provocar migraciones y generar conflictos, según un informe del BM.
Bolivia cuenta con una disponibilidad de agua de 53.520 m3 por persona por año, ratio elevado con respecto a la mayoría de países a nivel mundial. Sin embargo, y aunque el Estado ha hecho progresos en este tema, según datos de 2015, el 84,7% de la población tenía acceso al agua y el 57,1% a saneamiento.
Es precisamente éste escenario el que ha propiciado que el banco Mundial decida reorientar su apoyo financiero a Bolivia en materia de gestión del agua. Tal y cómo confirmó Nicola Pontara, Representante Residente del Banco Mundial en Bolivia, la Institución Financiera acordó con el Gobierno de Bolivia la modificación del plan de trabajo 2016-2020.
En 2015, el Gobierno y el Banco Mundial (BM) acordaron trabajar en el Marco de Alianza País (MAP) 2016-2020, que incluye un financiamiento de hasta 2.000 millones de USDpara proyectos que beneficiarán directa o indirectamente a unos 4,5 millones de bolivianos. La prioridad en ese momento eran la infraestructura vial (34%), seguida del cambio climático y gestión de desastres (25%), desarrollo rural y agricultura (19%) y otros como capacidad de estadística, energía, desarrollo urbano, empleo, protección social y salud (22%).
El nuevo Marco de Alianza País (MAP) entre el BM y Bolivia está alineado con las prioridades de Bolivia y el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2016-2020. En la actualidad se cuenta con una cartera en preparación de 625 millones de USD para cinco proyectos relacionados:
- Proyecto de Alianzas Rurales (PAR) —que ya tiene 10 años de vida y benefició a cerca de 50.000 familias con 15.000 alianzas productivas— recibirá un financiamiento adicional de 100 millones de USD para temas de riego tecnificado.
- Cosechando Agua Sembrando Luz mejorará con 50 millones de USD el acceso a los servicios de agua y energía en las comunidades más pobres y aisladas del país. En este proyecto los beneficiarios en este momento son 7.000 familias.
- Acceso a Servicios de Agua y Saneamiento en Zonas Periurbanas que destinará, a su vez, 140 millones de USD para beneficiar a unas 350.000 familias.
- Riego Familiar persigue con una dotación económica de 85 millones de USD mejorar el manejo de microcuencas para aumentar la producción agrícola, incrementar los ingresos de las familias y contribuir a la seguridad alimentaria.
- Plantas de Tratamiento y Reuso de Agua cuenta con un presupuesto de 250 millones de USD.
Por último, el BM se encuentra reestructurando el Programa Piloto de Resiliencia Climática y Manejo Integrado de Cuencas (PPCR) para incluir todos los componentes para el monitoreo de sequías y seguir avanzando en situar a Bolivia a la cabeza de los desarrollos en Cambio Climático.
Fuentes: Banco Mundial, PDES, MAP, Entrevista a Nico Pontara, MMAyA
Links:
www.bancomundial.org/es/country/bolivia
www.mmaya.gob.bo/
www.planificacion.gob.bo/pdes/
Juan Cruz Trecet
Consultor Internacional